miércoles, 4 de abril de 2018

NÚMERO 386  ABRIL 4 -2018 (MIÉRCOLES

FUNDADO EN AGOSTO 12/2012.

 Director
 Bernardo A. Rendon  Restrepo


 Editora y Asesora

 Alba Hoyos Botero 



 Galardonados con la

 1ª entrega de los premios

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COLON

La mala alimentación es uno de los principales factores de riesgo de esta enfermedad. Es por esto que los expertos recomiendan modificar ciertos estilos de vida, como la dieta, con el fin de prevenir la aparición de ciertos tipos de cáncer.
Alimentación para prevenir el cáncer de colon

El cáncer colorrectal es la cuarta neoplasia más común en el mundo y afecta con una frecuencia equitativa a hombres y mujeres. Gran parte de los casos se presentan en personas mayores de 50 años, sin embargo, recientes estudios han demostrado que esta patología está aumentando significativamente en los más jóvenes. Según las conclusiones de una investigación de la Sociedad Americana del Cáncer, los nacidos a partir de 1990 tienen el doble de riesgo de sufrir cáncer de colon y el cuádruple de riesgo de cáncer de recto que las generaciones anteriores.


El aumento de la obesidad, relacionado con dietas desbalanceadas, se han señalado como unos de los principales responsables de esta situación. En algunos pacientes jóvenes también “se ha demostrado que hay posibles factores genéticos y mutaciones específicas que pueden incrementar este tipo de cáncer”, señala el gastroenterólogo y endoscopista Nicolás Rocha y añade que “indudablemente el consumo excesivo de carnes rojas y los malos hábitos de vida incrementan aún más este riesgo”. Esto, combinado con el consumo de alimentos con carbohidratos de alto índice glucémico, el tabaquismo, la ingesta de licor y la insuficiente actividad física conducen a que la probabilidad de cáncer sea mayor.
Alimentos ricos en grasas saturadas, el consumo de tabaco y alcohol favorecen la aparición de trastornos digestivos como el estreñimiento o diarrea, estrechamente relacionados con este cáncer. Adicionalmente, es importante eliminar de la dieta el consumo de carnes procesadas,algunos embutidos como las salchichas y limitar las carnes rojas, siguiendo la recomendación de  Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2015 encontró evidencia limitada de una asociación de estos alimentos, principalmente, con el cáncer colorrectal, pero también con el de páncreas y mama.
No todo son restricciones, pues la lista de alimentos que pueden ayudar a prevenir este tipo de tumores es extensa y variada.
En concreto, son cinco los componentes principales que se deben incluir en la dieta anti cáncer de colon:
Fibra: Tener buena reserva de este componente es garantía para una digestión óptima, pues aumenta el bolo fecal. Además, se ha demostrado que incrementa la concentración de ácidos grasos de cadena corta, que tienen un efecto anticancerígeno. Los cereales integrales y granos enteros son una buena opción para obtenerla.
Verduras y frutas: Son la mejor fuente de fibra y además contienen gran cantidad de sustancias que actúan como anticancerígenos. Los alimentos ricos en este componente son el coco, aguacate, pera, guayaba, uva, alcachofa, zanahoria y papas con cáscara. Además, también ideales para mantener al cuerpo hidratado.
Calcio: Este mineral contribuye con la protección de las células que revisten el colon y actúa para frenar la proliferación celular que puede causar la aparición de un tumor. De hecho, varios estudios han demostrado una relación directa entre el consumo de calcio y la reducción del riesgo de sufrir de cáncer de colon, hasta en un 45 por ciento. El pescado es una buena fuente, así como vegetales como el brócoli, las espinacas y el perejil.
Antioxidantes: Este grupo de vitaminas y minerales neutraliza los efectos de los  radicales libres, peligrosos porque pueden atacar partes de las células, incluso su ADN y provocar enfermedades como el cáncer. Se pueden encontrar en frutas, verduras, aceites vegetales y frutos como almendras.
Vitamina D: Esta vitamina ayuda a fortalecer el sistema inmune, razón por la cual una buena dosis de esta en el organismo es una defensa natural contra el cáncer. Los pescados grasos como el salmón son buena fuente, así como la exposición al sol.

Estas recomendaciones deben ir acompañadas de actividad física regular, que se ha demostrado que ayuda a reducir significativamente el riesgo de este cáncer y la gran mayoría de neoplasias. El efecto del ejercicio además contribuye a tener controlado el peso y mejora la circulación, así como el tránsito intestinal.
Y, explica Rocha, al llegar a los 50 años o antes si existen factores de riesgo adicionales, “es necesario realizar exámenes de tamización que pueden llegar a detectar lesiones tempranas y tratables” como lo es la colonoscopia y agrega que es importante que las personas pierdan  el miedo ante la realización de este tipo de exámenes ya que el diagnóstico y el tratamiento oportuno de lesiones precancerosas ayudan a prevenir el desarrollo de este tipo de cáncer.
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ALIMENTOS PARA PREVENIR EL CÁNCER DE 
COLON

 Cómo prevenir el cáncer de colon

Es importante que sepas que esta enfermedad no discrimina género, raza, edad etc. En su etapa inicial no presenta síntomas, sin embargo cuando se presentan síntomas se tiende a confundir con otras afecciones del sistema digestivo, es por esto que es importante detectar cuando tu colon no se siente bien, de esta manera aprenderemos como la alimentación es una parte clave en este proceso.
El colon o intestino grueso es la parte donde nuestro organismo absorbe agua, nutrientes y  minerales de los alimentos  para producir y almacenar los desechos “materia fecal”, es por esta razón que es importante  alimentarnos de una manera adecuada para que nuestro colon se mantenga en forma y podamos evitar enfermedades como cáncer de colon y colon irritable entre otras.

Una alimentación inadecuada y los factores emocionales son las principales causas de alteración en nuestro organismo, los cuales afectan nuestro colon. El estrés, la ansiedad, la angustia  y la depresión son factores psicológicos que pueden ser somatizados a través de la aparición de síntomas de colon irritable, también pueden sufrir de problemas gastrointestinales a causa de la tensión causada por nuestra rutina diaria, las más frecuentes y que más nos afectan son gastritis y estreñimiento.

Tener hábitos saludables, hacer ejercicio, comer adecuadamente, beber abundante agua,  dormir bien y llevar una vida sana garantiza que tu organismo  tenga mejores mecanismos de defensa y presentes menos riesgo de sufrir un cáncer colorrectal.
Aquí tienes una manera de llevar tu alimentación para evitar dichos problemas.
Pescado
Los productos que contienen grasas como la  omega-3 puede prevenir el desarrollo de cáncer colorrectal y la inflamación crónica.
Verduras
Las verduras son ricas en fibras, agua, minerales, vitaminas, hierro, calcio, zinc y proteínas, que sin duda pueden ayudar a que tu colon trabaje de la mejor manera.
Frutas
Como la papaya, la pitaya, la granadilla, las fresas entre otras contienen la fibra que es fundamental en la prevención del cáncer de colon, pues esta ayudan a nuestro organismo a evacuar  y

expulsar las toxinas que se acumulan en nuestro intestino grueso haciendo una especie de barrido.
Soya
El consumo de estos alimentos reduce el riesgo de cáncer colorrectal.
Higos y ciruelas pasas
Ricos en niacina (vitamina B3), un potente inhibidor de la degeneración celular.
Frutos rojos
Moras, arándanos y grosellas son ricas en antocianina, un pigmento morado, que tiene un gran efecto antioxidante. También son ricas en vitamina A y C, minerales, pectina y ácidos vegetales.
Té verde
El té verde contiene antioxidantes catequinas las cuales contribuyen a detener las células tumorales y proteger las células sanas. Por ello, se recomienda beber té verde diariamente.
Ajo
Posee una serie de beneficios terapéuticos y fortalece el sistema inmunológico. Reduce el colesterol en la sangre y brinda protección contra el desarrollo y progresión del cáncer.
También te puede interesar › Colon irritable, alimentos a evitar.
Pimiento
Se ha descubierto que uno de los componentes del pimiento es la capsaicina, la cual es capaz de matar células cancerosas. Esta evita que llegue oxígeno a las células cancerosas, ocasionando daño a las membranas celulares.
Frutos secos
Estos productos inhiben el crecimiento de células de cáncer de colon.
Pues si bien estos alimentos no curan el cáncer, si ayudan a prevenirlo por su alto contenido de vitaminas, fibra, y minerales que el organismo necesita para tener un buen funcionamiento. La mejor manera de prevenir es sustituir desde ahora la alimentación inadecuada que estas llevando, tener un buen plan de alimentación es esencial para luchar contra las distintas enfermedades que año tras año cobran vidas en el mundo
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5 VERDURAS SALUDABLES PARA PREVENIR 
EL CÁNCER DE COLON
En la medida de lo posible procuraremos consumir estas verduras crudas para aprovechar al máximo sus nutrientes, que pueden perderse con la cocción, a excepción del licopeno del tomate, que aumenta

5 verduras saludables para prevenir el cáncer de colon
El colon, o también conocido como intestino grueso, es aquella parte del organismo donde se absorbe agua y nutrientes de los alimentos para dar lugar al proceso de eliminación de los desechos.

Como ocurre con los demás órganos vitales del cuerpo, su buen funcionamiento y salud es fundamental para prevenir el desarrollo de enfermedades graves.

El cáncer de colon es una de las patologías más complicadas que puede llegar a padecer. Ocurre cuando la mucosa contenida en un pólipo existente evoluciona por diferentes factores hasta convertirse en un tumor maligno.
El cáncer de colon es uno de los más diagnosticados en el mundo y también es de los más fáciles de detectar en comparación con otras variedades.
Por supuesto, quienes lo sufren tienen amplias posibilidades de superarlo cuando reciben una detección y tratamiento precoz.
Aunque los factores genéticos se catalogan como su causa principal, en los últimos años se ha demostrado que la alimentación y los malos hábitos también tienen una amplia relación.
En este sentido, se ha podido determinar que la adopción de una dieta saludable puede actuar como factor de prevención de la enfermedad. Por esta razón, a continuación vamos a compartir las 5 verduras con propiedades anticancerígenas que pueden ayudar a evitarlo.
1. Espinacas
Mujer revolviendo espinacas
Este vegetal verde es uno de los más populares y consumidos en todo el mundo. Se caracteriza por su importante aporte de nutrientes como:
Vitaminas A y K.
Ácido fólico.
Hierro.
Fibra.
Proteínas de fácil digestión.
Gracias a estas cualidades, su consumo regular apoya los procesos digestivos, reduciendo la inflamación y mejorando el movimiento intestinal.
Además, facilita la limpieza de los desechos del colon y sus propiedades antioxidantes previenen la formación de células malignas.
2. Apio

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El apio contiene antioxidantes, fibra y otros nutrientes esenciales que apoyan la digestión y disminuyen los trastornos estomacales.
Su ingesta aumenta la secreción de saliva y jugos gástricos, por lo que se aconseja para aquellas personas con inapetencia y digestiones lentas.
Su efecto en el organismo mejora el movimiento intestinal, facilitando la expulsión de las toxinas y evitando el estreñimiento.
Además, contiene una cantidad significativa de clorofila que, junto con los antioxidantes, previene varios tipos de enfermedades intestinales, incluyendo el cáncer.
3. Calabaza
Calabaza
Esta verdura es baja en calorías y rica en nutrientes que benefician a aquellas personas que padecen niveles altos de azúcar en la sangre.
Estos incluyen:
Vitaminas A, B y C.
Minerales como el cobalto, boro, zinc, calcio, magnesio, hierro y potasio.
Beta-carotenos.

Precisamente los beta-carotenos son los que han demostrado tener un efecto anticancerígeno que ayuda a evitar el cáncer de colon, de próstata y de estómago.
Además, sus vitaminas A y C tienen una poderosa acción antioxidante que protege las células contra el daño oxidativo causado por los radicales libres.
4. Brócoli
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El brócoli protege contra el cáncer gracias a su aporte significativo de beta-carotenos y vitamina C que han demostrado ser muy efectivos en la prevención del crecimiento de células malignas.
Por otro lado, cuenta con tres elementos con capacidad anticancerígena, como son:
El indol (indol-3-carbinol).
Sulforafano.
Fenilisotiocianato.
Tiene la capacidad de inhibir el desarrollo de tumores al aumentar la actividad de determinadas enzimas que tienen como principal misión eliminar y bloquear la acción de los agentes cancerígenos.
Estas mismas enzimas son las responsables de destruir las sustancias nocivas de los alimentos que promueven el cáncer de colon.
5. Tomate
tomate
El zumo natural de tomate tiene cualidades depurativas que impulsan la desintoxicación del colon para eliminar las sustancias de desecho.
Tiene la capacidad de regular la acidez de la sangre gracias a su efecto alcalino en el cuerpo, y está catalogado como un poderoso aliado en la prevención de este tipo de cáncer.
Esto se debe a su aporte de licopeno y tomatina, sustancias que les dan su color característico y que tiene un efecto antioxidante en el organismo.
Sumado a esto, es conveniente saber que es fuente de:
Vitaminas A, B1, B2, B3, B6, C, K y E.
Sales minerales (potasio, fósforo, calcio, azufre, magnesio, sodio, hierro, cobre o zinc, entre otros).
Todas las personas, sin importar su estado de salud, deberían incorporar con más frecuencia estos alimentos en la dieta como forma de prevención del cáncer de colon.
Aunque no son alimentos milagrosos contra esta enfermedad, sí constituyen opciones saludables para mantener limpio este órgano.
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ACTIVIDAD FÍSICA Y CÁNCER



¿Qué es la actividad física?

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La actividad física se define como cualquier movimiento que usa los músculos del esqueleto y requiere más energía necesaria que cuando se descansa. La actividad física puede incluir trabajo, ejercicio, realizar labores domésticas y las actividades de recreo como caminatas, tenis, ciclismo y natación.
La actividad física es esencial para que se mantenga un equilibrio entre la cantidad de calorías consumidas y el número de calorías usadas. Sin duda, cuando se gastan menos calorías de las que se consumen esto resulta en obesidad, que los científicos han relacionado en forma convincente con mayores riesgos de 13 cánceres diferentes (1). Además, la evidencia indica que la actividad física puede reducir el riesgo de varios cánceres por otros mecanismos, sin considerar su efecto en la obesidad.
¿Qué se sabe acerca de la relación entre la actividad física y el riesgo de cáncer?
Hay pruebas sustanciales de que un grado elevado de actividad física está asociado con riesgos menores de varios cánceres (2).
Cáncer de colon: El cáncer de colon es uno de los cánceres que se estudian con más extensión en relación a la actividad física (3). En 2009, un metanálisis de 52 estudios epidemiológicos que examinaron la asociación entre la actividad física y el riesgo de cáncer de colon encontró que los individuos más activos físicamente tenían un riesgo 24 % menor de cáncer de colon que quienes eran los menos activos físicamente (4). Un análisis conjunto de los datos sobre actividad física de tiempo libre (actividades que se realizaban a discreción del individuo generalmente para mejorar o mantener buenas condiciones físicas o la salud) de 12 estudios prospectivos europeos o estadounidenses de cohortes reportaron una reducción de 16 % del riesgo, al compararlos con individuos que eran más activos con los que eran menos activos (5). Incidencia de los cánceres de colon tanto proximal como distal es menor en las personas que son más activas físicamente que en quienes son menos activas físicamente (67). La actividad física está asociada también con un riesgo menor de adenomas de colon (pólipos), un tipo de pólipo de colon que puede convertirse en cáncer de colon (8). Sin embargo, es menos claro si la actividad física está asociada con menos riesgo de que regresen los pólipos que se extirparon (9-11).
Cáncer de seno: Muchos estudios muestran que las mujeres físicamente activas tienen un riesgo menor de cáncer de seno que las mujeres inactivas; en un metanálisis de 2013 de 31 estudios prospectivos, la reducción promedio del riesgo de cáncer de seno asociado con la actividad física fue de 12 % (12). La actividad física se ha asociado con un riesgo menor de cáncer de seno tanto en mujeres premenopáusicas como en mujeres posmenopáusicas; sin embargo, la evidencia de una asociación es más fuerte para el cáncer de seno posmenopáusico (12-15). Las mujeres que aumentan su actividad física después de la menopausia pueden también tener un riesgo menor de cáncer de seno que las mujeres que no lo hacen (1315).
Cáncer de endometrio: Muchos estudios han examinado la relación entre la actividad física y el riesgo de cáncer de endometrio (cáncer del revestimiento del útero). En un metanálisis de 33 estudios, la reducción promedio del riesgo de cáncer de endometrio asociado con actividad física alta al contrario de actividad física baja fue de 20 % (16). Existe alguna evidencia de que la asociación entre la actividad física y el riesgo de cáncer de endometrio puede reflejar el efecto de la actividad física en la obesidad, un factor de riesgo conocido para cáncer de endometrio (16-18).
Para algunos otros cánceres, hay evidencia más limitada de una relación con la actividad física. En un estudio de más de 1 millón de personas, la actividad física durante el tiempo libre estaba asociada a riesgos menores de adenocarcinoma de esófago, de cáncer de hígado, cáncer gástrico del cardias (un tipo de cáncer de estómago), cáncer de riñónleucemia mieloidemielomacánceres de cabeza y cuello, de recto y de vejiga(5). Estos resultados han sido corroborados en general por grandes estudios de cohortes (19) o metanálisis (20-22).
Casi todas las pruebas que relacionan la actividad física a riesgo de cáncer provienen de estudios de observación, en los que los individuos dan informe de su actividad física y tienen un seguimiento durante años para diagnósticos de cáncer. Los datos de estudios de observación pueden dar a los investigadores indicios de la relación entre la actividad física y el riesgo de cáncer, pero tales estudios no pueden establecer definitivamente que la inactividad física causa cáncer (o que la actividad física protege contra el cáncer). Eso es porque las personas que no son físicamente activas pueden diferir de las personas activas en otras formas además de su grado de actividad física. Estas otras diferencias, más que las diferencias en actividad física, podrían explicar su diferente riesgo de cáncer. Por ejemplo, si alguien no se siente bien, no podrá hacer mucho ejercicio, y algunas veces la gente no se siente bien porque tiene cáncer que no ha sido diagnosticado.
¿Cómo podría relacionarse la actividad física a riesgos menores de cáncer?
El ejercicio tiene una serie de efectos biológicos en el cuerpo, algunos de los cuales se han propuesto como explicaciones de asociaciones con determinados cánceres, incluyendo:
Reducción de concentraciones de hormonas, como la insulina y el estrógeno, y de determinados factores de crecimiento que han sido relacionados con la formación y evolución del cáncer (23) [seno, colon]
Ayuda para prevenir la obesidad y la reducción de los efectos nocivos de la obesidad, en particular la formación de resistencia a la insulina (la falla de las células del cuerpo para responder a la insulina)
Reducción de inflamación
Mejora de la función del sistema inmunitario
Alteración del metabolismo de los ácidos biliares, que resulta en una menor exposición del tubo gastrointestinal a lo que se sospecha es carcinógeno (2425[colon]
Reducción del tiempo que permanecen los alimentos en el sistema digestivo, lo que disminuye la exposición a posibles carcinógenos en el tubo gastrointestinal [colon]
¿Está la vida sedentaria relacionada con riesgos para la salud?
Sí. Comportamientos sedentarios, tales como períodos prolongados de ver televisión, de sentarse y acostarse, son un factor de riesgo para presentar afecciones crónicas, como cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2, y para una muerte prematura (2627).
En algunos estudios, la asociación de comportamientos sedentarios con estos resultados es independiente de la actividad física; es decir, los riesgos mayores de enfermedades asociadas con vida sedentaria no disminuyen por la actividad física. Sin embargo, en un metanálisis grande (28) se observó un aumento de mortalidad por cáncer solo en aquellas personas sedentarias con menos actividad física.
¿Cuánta actividad física se recomienda para que haya beneficios generales para la salud?
Las Pautas del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos en 2008 de Actividad Física para Estadounidenses recomiendan que, para obtener beneficios importantes para la salud, los adultos se ocupen 150 minutos por lo menos (2 horas y 30 minutos) de actividad física aeróbica de intensidad moderada; 75 minutos (1 hora y 15 minutos) de actividad física de intensidad vigorosa aeróbica, o una combinación equivalente de actividad de intensidad moderada y vigorosa, cada semana. La actividad física aeróbica deberá efectuarse en episodios de 10 minutos por lo menos, distribuidos en la semana, de preferencia. Ejemplos de actividades físicas de intensidad moderada y vigorosa pueden encontrarse en el sitio web de actividad física de los CDC.
Para niños y adolescentes, las pautas recomiendan 60 minutos por lo menos (1 hora) diaria de actividad física. La mayor parte de los 60 minutos o más deberá ser de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa y deberá incluir actividad física de intensidad vigorosa al menos 3 días a la semana. Como parte de los 60 minutos o más de actividad física diaria, los niños y los adolescentes deberán incluir actividad física para fortalecer los músculos tres días a la semana por lo menos y actividad física para fortalecer los huesos 3 días a la semana por lo menos.
¿Es la actividad física beneficiosa para supervivientes de cáncer?
Los estudios indican que la actividad física puede tener efectos beneficiosos para diversos aspectos de supervivencia al cáncer--específicamente, aumento de peso, calidad de vida, recurrencia o evolución del cáncer y pronóstico (probabilidad de supervivencia) (2930). La mayoría de la evidencia de los posibles beneficios de la actividad física en los supervivientes de cáncer proviene de personas diagnosticadas con cáncer de seno, de próstata o cáncer colorrectal (26).
Aumento de peso. Tanto la disminución de la actividad física como los efectos secundarios del tratamiento de cáncer pueden contribuir al aumento de peso después de un diagnóstico de cáncer. En un estudio de cohortes (un tipo de estudio epidemiológico), el aumento de peso después del diagnóstico de cáncer de seno estuvo asociado con una supervivencia peor (31). En un metanálisis de estudios clínicos aleatorizados que examinó la actividad física en los supervivientes de cáncer, se encontró que la actividad física redujo tanto el índice de masa corporal como el peso (32).
Calidad de vida. Una revisión sistemática de la Colaboración Cochrane de estudios clínicos controlados de intervenciones de ejercicios en los supervivientes de cáncer indicó que la actividad física puede tener efectos beneficiosos en la calidad de vida en general relacionada con la salud y en cuestiones específicas de calidad de vida, incluyendo la imagen corporal y la autoestima, el bienestar emocional, la sexualidad, las perturbaciones del sueño, el funcionamiento social, la ansiedad, fatiga y dolor (33). En un metanálisis de 2012 de estudios aleatorizados que examinó la actividad física en supervivientes de cáncer, se encontró que la actividad física redujo la fatiga y la depresión y mejoró el funcionamiento físico, el funcionamiento social y la salud mental (32).
Recurrencia, evolución y supervivencia. Tener actividad física después de un diagnóstico de cáncer está asociado a mejores resultados específicos al cáncer para varios tipos de cáncer (34).
Cáncer de seno: Pruebas concertantes de estudios epidemiológicos relacionan la actividad física después del diagnóstico con mejores resultados para cáncer de seno (3536). Por ejemplo, un estudio grande de cohortes encontró que las mujeres que hicieron ejercicio moderado (el equivalente de caminar de 3 a 5 horas por semana a un paso promedio) después de un diagnóstico de cáncer de seno tenían aproximadamente de 40 a 50 % menos riesgo de recurrencia de cáncer de seno, de muerte por cáncer de seno y de muerte por cualquier causa en comparación con las mujeres más sedentarias (37). Los posibles beneficios de la actividad física con respecto a la mortalidad por cáncer de seno fueron más evidentes en las mujeres con tumores con receptores hormonales (37).
Otro estudio prospectivo de cohortes encontró que las mujeres que tenían cáncer de seno y que se ocupaban de actividad física recreativa básicamente equivalente a caminar a un paso promedio de 2 a 2.9 millas por hora durante 1 hora por semana tenían 35 a 49 % menos riesgo de muerte por cáncer de seno en comparación con las mujeres que se ocupaban en una actividad física menor (38).
Cáncer colorrectal: La evidencia de varios estudios epidemiológicos sugiere que la actividad física después de un diagnóstico de cáncer colorrectal está asociada con riesgos menores de morir por cáncer colorrectal (39). En cohortes prospectivas grandes de pacientes con cáncer colorrectal, las personas que se ocupaban de actividad física durante el tiempo libre tenían un riesgo menor de 31 % de muerte que quienes no lo hacían, independientemente de su actividad física durante el tiempo libre antes del diagnóstico (40).
Cáncer de próstata: Pruebas limitadas de algunos estudios epidemiológicos han sugerido una posible asociación entre la actividad física y mejores resultados entre los hombres diagnosticados con cáncer de próstata. En un estudio, los hombres con cáncer de próstata no metastático que se ocupaban en actividad vigorosa durante al menos 3 horas por semana tuvieron 61 % menos riesgo de morir por cáncer de próstata en comparación con los hombres que se ocupaban en actividad vigorosa durante menos de 1 hora por semana (41). Otro estudio de hombres con cáncer localizado de próstata, encontró que los grados más elevados de actividad física estaban asociados en general con una menor mortalidad específica y de cáncer de próstata (42).
Los resultados de estudios epidemiológicos no excluyen de manera absoluta la causalidad inversa como una posible explicación de la relación entre la actividad física y mejores resultados de cáncer. Es decir, las personas que se sienten bien tienen más probabilidad de hacer ejercicio y de ser activas físicamente que las personas que no se sienten bien.
¿Qué otra investigación hay en curso acerca de la relación entre la actividad física y el cáncer?
Hay todavía muchas preguntas que necesitan una respuesta en varias áreas extensas de investigación sobre la actividad física y el cáncer:
Aunque las pruebas de la relación causal es muy fuerte para algunos cánceres, para otros no lo es, y la cuestión de la causalidad sigue siendo importante. Es decir, ¿causa cáncer la inactividad física o impide el cáncer la actividad física?
Si la asociación es causal, ¿cuál es el momento óptimo de la vida, la intensidad, duración o frecuencia de la actividad física necesaria para reducir el riesgo de cáncer, tanto en general como para sitios específicos del cuerpo?
¿Afecta la actividad física algún biomarcador del riesgo o de la evolución del cáncer?
Difiere la asociación entre la actividad física y el cáncer en grupos de la población que tienen proporciones más altas de individuos inactivos u obesos en comparación con la población general?
¿Beneficia la actividad física a las personas con una susceptibilidad genética al cáncer?
Estudios clínicos en curso están examinando la actividad física o las intervenciones de ejercicios en la prevención, el tratamiento y el cuidado médico de apoyo del cáncer.
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UN ENFERMO DE CÁNCER TERMINAL NOS DA 10 CONSEJOS PARA DISFRUTAR LA VIDA
 Foto: deniswright.blogspot.com.au Con sus hijas, en el año 2010.
Desde hace tiempo, los blogs se convirtieron en un espacio para luchar contra el cáncer. Suena extraño, pero ya vimos varios ejemplos donde el humor y el positivismo se presentan como herramientas poderosas para los combatientes y para quienes los siguen detrás de sus computadoras. Ahora, la Web nos presentó a Denis Wright, quien convive desde diciembre del 2009 con el gliobastoma, el tipo de tumor cerebral más agresivo. Su enfermedad es, según los neurocirujanos que lo tratan, imposible de curar.
Denis tiene 66 años, es profesor de estudios asiáticos en la Universidad de Nueva Inglaterra y vive en Armidale, Australia. Dudó que sus dos hijas y el hijo de su pareja llegaran a verlo casado con Tracey, la mujer que lo ha amado y ha cuidado de él. Pero lo logró.
En varias ocasiones los médicos le dieron fechas en las que, supuestamente, iba a morir. Más allá de todos los pronósticos, Denis “¡aún está aquí!” como demuestra, con signos de admiración y todo, en su blog My unwelcome stranger (Mi huésped no invitado), que fue visitado más de 280.000 veces. También es un usuario activo en Twitter, donde lo siguen más de 1.400 personas.
“Mi objetivo es utilizar esta experiencia para tratar de iluminar la vida, así como también desmitificar el viaje”, metaforiza en el blog. Allí encontró un lugar para expresarse sobre las cosas buenas y malas que le pasaron, poniendo el foco en la enfermedad que tiene que atravesar: “su presencia me recuerda cada minuto que todos los días de la vida son un milagro”, destaca.
También le habla en forma directa a sus seguidores. “Este es un espacio para reflexionar sobre la vida, y un área interactiva donde podemos compartir nuestras experiencias con libertad. Sin ustedes, este blog no tiene razón de existir”, asegura a los fieles lectores de sus posteos. Para ellos también armó un listado que compartió con el sitio News.com.au, donde refleja 10 lecciones de vida que toda persona debería tener en cuenta:
1- No pases tu vida en un trabajo que odies. La vida es demasiado corta para vivirla solo a la tarde y los fines de semana.
2- Si en tu vida pasa algo malo sobre lo que no tengas control, aprendé todo lo que puedas sobre eso y cómo convivir con eso. Darte la cabeza contra una pared no tiene sentido.
3- Si creés que podés cambiar algo, entonces hacé todo lo posible para lograrlo.
4- No hay decisiones buenas o decisiones malas. Si hiciste algo que pensás que podría haber sido una mala elección, aprender de eso y podrás hacerlo mejor la próxima vez.
5- No te agobies por el pasado pensando que podrías haberlo cambiado. Mejor, dedicate a vivir el presente.
6- Disculpate lo más rápido posible cuando pienses que le hiciste mal a alguien. No intentes fingir que sos perfecto, aceptá tu responsabilidad.
7- Mantené todas tus opciones abiertas tanto tiempo como puedas. No las cierres antes de tiempo.
8- Tratá de mantener tu sentido del humor, aunque no siempre sea posible.
9- Carpe diem… O, para variar, ¡aprovechá el día!}
Y, por último, la lesión más importante si consideramos de quién viene y hacia quienes va:
10- No le tengas miedo de la muerte. Si no le temés, no temerás nada que pueda depararte la vida.
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